“Búhos, lechuzas, sapos y brujas. Con este cazo levantaré las llamas de este fuego que se asemeja al del infierno, y huirán las brujas a caballo de sus escobas”. No hay queimada gallega sin su correspondiente conjuro.
Esta tradicional bebida alcohólica ahuyenta los malos espíritus y llama a los buenos gracias al simbolismo del fuego purificador. La queimada gallega parece apropiada para las noches de invierno, pero cada vez se toma más en verano y, en particular, en la noche de San Juan: por eso os proponemos una receta de la queimada fría con Nordés.
El origen de la queimada
Hay quien atribuye a la queimada gallega un origen milenario que se remonta a los celtas. Pero ni el aguardiente ni varios de sus ingredientes, como los granos de café y la caña de azúcar, existían entonces. Lo cierto es que el aguardiente y el licor café, muy apreciado en los entornos rurales gallegos, dieron lugar a mediados del siglo XX a la costumbre de “quemar” el aguardiente, al término de la cena, y envolver su consumo en una ceremonia de aire mágico.
Fueron los escritores gallegos los que popularizaron la queimada y la elevaron culturalmente. El conjuro de la queimada que se repite mientras crepita la llama azulada sobre el aguardiente se le atribuye al artista Mariano Marcos Abalo.
Ingredientes de la queimada
Lo primero que necesitamos para elaborar la queimada gallega es un litro de aguardiente.
Nos hacemos también con azúcar blanco -lo aconsejable es de 120 a 150 gramos por cada litro de aguardiente-, cortezas de limón y naranja y un puñado de granos de café.
La receta de la queimada
Es importante que se utilice para su elaboración un recipiente de barro cocido con sus correspondientes tazas a juego para cada invitado. Lo relevante no es tanto la elaboración de la queimada gallega, que es muy sencilla, como el envoltorio literario y mágico que acompaña al momento.
Se pone al fuego la cazuela de barro cocido con el aguardiente, el azúcar y las rodajas de limón y naranja. Mientras se remueve la mezcla, tomamos un cucharón con dos cucharadas de azúcar y algo de aguardiente, le prendemos fuego y lo acercamos al recipiente.
Al acercar el fuego a la cazuela, empieza a quemarse el alcohol y el almíbar que se va formando en la superficie, con la característica llama azulada. Mientras esté viva la llama, el momento nos invitará a leer el conjuro. Cuando se apaga, porque la llama se haya consumido o hayamos tapado la cazuela, ya se puede servirlo bien caliente en las tazas.
Nuestra versión de la queimada
Y no podía falta un homenaje de Nordés a la queimada. En esta receta se reinterpreta la queimada gallega con toda la frescura y el sabor de Nordés. Ideal para este tiempo de verano.
Para la elaboración de la queimada fría necesitamos:
- 5 cl de Nordés Gin
- Zumo de medio limón recién exprimido (2cl)
- 1 cl sirope de jengibre
- 8cl de vino albariño
- 3-4 granos de café
- Salicornia
- Hielos
Necesitamos una coctelera bien fría y dos copas de vino, con un hielo dentro. Introducimos en la coctelera la ginebra, el zumo y el sirope de jengibre (uno de los botánicos de ultramar presentes en Nordés). Lo mezclamos en la coctelera y lo vertimos en cada copa usando un colador para evitar cualquier partícula de limón o jengibre. Añadimos el vino Albariño (8 cl por copa), que está también en la esencia de Nordés.
A continuación, añadimos unos granos de café. “No hay queimada gallega que se precie si no quemamos algo”, nos dice nuestro embajador, Emmanuel Dupont-Machet. Así que con un mechero quemamos el borde de una corteza de limón y la añadimos a la copa. Le aportará ese toque cítrico y un poco caramelizado al cóctel. Para terminar, el toque final con unas ramitas de salicornia, la planta marina que aporta la brisa del Atlántico a Nordés.
¡Y si quieres también puedes leer el conjuro de la queimada mientras lo elaboras!